Nuestro enfoque de investigación museológica apunta a vincular el ejercicio de una ciencia socialmente útil con la museología social. Nos posicionamos políticamente, reivindicando la utilidad social de la producción de conocimiento científico y arqueológico (Delfino y Rodríguez, 1989; 1991), donde el Museo y sus discursos son escenarios de reivindicaciones y herramientas de resistencia y lucha. El preocupante panorama socio-económico y medio-ambiental actual llevó asimismo a tomar desde el Museo Integral un papel proactivo en el desarrollo local sostenible y los procesos identitarios que atraviesa la comunidad, fomentando los valores culturales tradicionales como actuales e intentando lograr un equilibrio sostenible entre las necesidades, a veces en conflicto.
Museo Integral
El Museo Integral de la Reserva de Biosfera de Laguna Blanca (Catamarca, Argentina) se creó en 1997, apoyándose en los fundamentos de la Mesa Redonda de Santiago de Chile de 1972 (ICOM 1972). El concepto acuñado en 1972 abrió el espacio para un tipo diferente de museos. Estos se plantearon ser el soporte de las actividades económicas autosustentables de poblaciones locales. Estos museos productivos comunitarios constituyen una verdadera alternativa de participación apuntando a fortalecer procesos de empoderamiento sociocultural cuyo eje vertebrado es la producción.
En tanto expresión del nuevo museo, su misión abarca el (re)conocimiento del territorio vivido y construido por las comunidades locales, de los saberes subalternizados, abocándose a una co-producción de discursos que trae a escena la trama de valores y significados simbólicos vehiculizados por el patrimonio integral local, y restaurando el vínculo de estas narrativas entre el pasado y el presente en la sociedad local. En estas vivencias, el museo, en tanto institución universitaria politizada, asume una posición comprometida y de acompañamiento y apoyo permanente a las comunidades indígenas locales en la construcción de mecanismos de resistencia y restauración de sus legitimidades avasalladas. Desde esta perspectiva venimos acompañando el proceso local de posibles transformaciones sociales. Por lo tanto, una de las funciones del museo es la puesta a consideración de los conocimientos científicos para su resignificación / reapropiación por parte de las comunidades, defendiendo la praxis de una Arqueología Socialmente Útil (Delfino y Rodríguez 1991; Delfino 2001; Delfino, Manasse, Díaz y Pisani 2016).
Museología social
Enmarcamos así nuestra práctica en un ejercicio de continua interacción comunitaria, en torno a temáticas tan diversas como lo es el museo mismo: las prácticas agrícolas, saberes-hacer textil y alfarero, constructivo, conocimiento de las rutas tradicionales de intercambio, etc. Trabajamos en distintas acciones de apoyo a la consolidación del acelerado proceso de re-etnización / etnogénesis que se está activando en los últimos años en las poblaciones de la región, buscando promover la (re)expresión de la dimensión comunitaria y social que sostuvo históricamente y sigue sosteniendo el modo de vida (comunitario agrocéntrico) campesino y puneño. Este proceso de reivindicación identitaria, girando centradamente en la recuperación de tierras comunitarias, está dialogando con la reapropiación y revalorización del pasado indígena por parte de las comunidades. Por ello hemos centrado nuestros esfuerzos en la restauración de los “saberes sometidos” (Foucault 2008), descubriendo y re-construyendo la historia local a través de la investigación arqueológica de los vestigios o antigales, de la investigación etnográfica de la memoria, la oralidad y las tradiciones, y de espacios de interacción con lxs pobladorxs (entrevistas, talleres, ceremonias y festividades). La materialización de instancias de coproducción de narrativas del pasado entre universitarixs (docentes y estudiantes) y las comunidades de la región, desarrolladas por los sucesivos proyectos llevados adelante por el equipo del Instituto Interdisciplinario Puneño, está permitiendo erigir nuevos espacios de expresión de otras voces de la historia local.
En estos sentidos, nos acercamos a la concepción del rol profundamente social de los museos tal como planteado desde el Movimiento Internacional para una Nueva Museología (MINOM-ICOM).
La museología que no sirve para la vida, no sirve para nada (Mario Chagas)
Como hemos visto, desde nuestra práctica, buscamos generar las condiciones y el espacio en una interacción de lxs campesinxs e indígenas como sujetos históricos, para permitir un proceso de restauración de los saberes sometidos, saberes de una praxis que cuestiona las prácticas estatales y prácticas académicas. Consideramos fundamental el generar las instancias que den posibilidad para un trabajo de reparación histórica, el volver a traer los sujetos, memorias, cuerpos, relatos invisibilizados y subalternizados. Hemos posicionado en esta lucha el rol de nuestro museo y la función central de nuestra praxis científica. En este camino existen numerosas tensiones, en una ida y venida entre los colectivos presentes (y, también, pasados), que nos permiten un pretexto para afirmar permanentemente nuestra posición ética, y necesariamente politizada, frente a una construcción histórica nacional arrolladora. Se trata de un ejercicio de continua reformulación y reacomodamiento, del que necesariamente las comunidades nos devuelven una resignificación. Es, sencillamente, un proceso vivo, con colectivos vivos, desde un museo vivo.
Al tratarse de un museo integral, existe efectivamente lo que podemos llamar una “colección”, un acervo, contable e inventariable, pero también comprende una extensión territorial. Así, parte de su “colección” son poblados, campos, rebaños, sitios comunitarios, flora, e incluso saberes-hacer, que no pueden ser registrados. En cuanto a nuestro sistema de catalogación, utilizamos actualmente y desde 2006 el programa FileMaker Pro.
Las piezas que entran actualmente al Museo, bien son originadas por las prospecciones / introspecciones arqueológicas sub-superficiales realizadas por el equipo de investigadorxs del Instituto Interdisciplinario Puneño (InIP-UNCA), o están entregadas por lxs propixs pobladorxs después de hallazgos fortuitos (donaciones). Los objetos únicos y usualmente completos o casi completos, provienen en su mayoría de donaciones o compra, para objetos etnográficos por ejemplo. Actualmente, el 91% de los 1728 lotes y objetos inventariados proceden de trabajo de campo (excavaciones por área abierta, sondeos exploratorios de 1m x 1m, recolección superficial, rescate), y el restante de donaciones o compra.
Los hallazgos procedentes de trabajo de terreno ingresan luego como depósito en las colecciones del Museo. Con la creación de la base de datos global actual, tanto los objetos de donación como los hallazgos inventariados están registrados en el inventario del acervo del Museo, y eventualmente agrupados en lotes por tipo de material y procedencia. De esta forma, recreamos una continuidad en la cadena del trabajo arqueológico: la gestión del material desde el terreno hasta su entrada en las colecciones o a su lugar de conservación. Para ello tuvimos que adaptar el registro inicial del acervo, completándolo en particular con nuevas herramientas de gestión y control de los datos a partir de los datos de terreno. La estructura de la base fue entonces modificada para conectar ambos registros, el arqueológico (de terreno) y el museológico (las colecciones). Este eslabón es indispensable, en la estructura vigente de la BDD, en la cadena de recuperación de la información necesaria a la declaración legal de los objetos y lotes de colección y de investigación al Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (INAPL).
Esto constituye un trabajo continuo y constante sobre la colección, que se completa luego con la fotografía de cada objeto y lote.
Declaración legal de colecciones: las Fichas Únicas de Registro de Bienes Arqueológicos (INAPL)
A partir de la información consignada en los registros de inventario del acervo, se genera, para los materiales arqueológicos, una Ficha Única de Registro (FUR) para su declaración legal en el Registro Nacional de Yacimientos, Colecciones y Objetos Arqueológicos y de Infractores e Reincidentes (RENYCOA) gestionado por el INAPL.
En las nuevas fichas implementadas a principios de 2020 por el INAPL, existen distintos modelos según se tratan de lotes y objetos de investigación, es decir destinados a los elementos en tránsito en el marco de un proyecto de investigación, o lotes y objetos de colección, que pertenecen a las colecciones de un museo, tenedor particular, etc. Las FUR relativas a colecciones presentan más informaciones, en particular respecto de la descripción de la decoración, estado de conservación o características del deterioro. Así, según el tipo de elemento registrado (lote u objeto / de investigación o de colección), se genera la ficha correspondiente en uno de los 4 modelos existentes.
El Museo cuenta con un importante fondo fotográfico originado desde los inicios del Proyecto a principios de los años 1990. Abarca temáticas muy diversas, en torno a las prácticas locales, festividades, paisajes, retratos y fotografías de trabajo arqueológico.
Este fondo se terminó de digitalizar e inventariar en 2020, sumando 1632 fotografías en papel, 2183 negativos y 846 diapositivas.
Desde la llegada de las cámaras digitales, nuestros registros son exclusivamente digitales. Cuenta por su parte con 9692 fotografías de terreno y 2912 fotografías de objetos y lotes.